Los que me conocéis sabéis que muchas veces os he hablado de las huellas. Hoy os explicaré lo que son las huellas a través de mi experiencia en el ámbito de la psicomotricidad, porque los niños, aunque tengan muy pocos días, meses o años de vida, también las tienen.
Las huellas las entiendo como todas aquellas experiencias que se nos quedan impregnadas en el cuerpo o en la psique. Aquello que nos hace ser lo qué somos. Aquello que no sabemos, pero hace que una cosa nos guste y otra no. Porque, lo queramos o no, tenemos esas huellas. Algunas de ellas nos vienen ya dadas, otras las experimentamos, otras las vivimos y otras no sabemos porqué, pero las tenemos dentro.
A los papás y mamás que voy conociendo, les explico que (las huellas) son como una mochila que lleva nuestro hijo o hija. Esta mochila le hace ser como es. Y esta mochila, con sus huellas, hace que las personas seamos como somos.
Muchas veces os gustaría que vuestro hijo o vuestra hija cambiase algunos momentos, actuaciones, formas de relacionarse, etc. Es bueno que estos cambios sean para mejorar su bienestar y sus relaciones, y para conseguir estos cambios hemos de generar huellas positivas.
Las huellas positivas hacen que inconscientemente un niño o una niña pueda agarrarse a ellas cuando tenga que tomar una decisión, cuando se relacione, cuando crea que no puede hacer las cosas, o cuando esté enfadado o enfadada.
Nosotros como terapeutas/padres/profesores no podemos eliminar aquellas huellas impregnadas que no han sido del todo positivas. Esas huellas están allí y lo estarán siempre, pero lo que podemos hacer es ofrecerle más huellas positivas, momentos felices, momentos de creación, momentos de destrucción positiva, momentos de liderazgo, momentos de emociones compartidas, momentos, al fin y al cabo, positivos.
¡Emoción, vínculo y juego!
Disfrutad creando huellas positivas. La magia de ellas os ayudará y les ayudará a crecer.
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